Es como fijar la vista en la nuca que se aleja, allá por el final de la calle;  acompañar su movimiento con la mirada, observar minuciosamente como dobla la esquina perdiéndose en un mundo de gente; americana, europea, who cares?; y pensar: “la re puta madre, como voy a extrañar a esa mujer”

Hay cosas buenas, cosas malas, cosas para acordarse, y cosas que mejor no. Hay nazis, judíos, homofóbicos, y putos. Está Audrey Hepburn en Desayuno en Tiffany´s, y Audrey Tautou en Amelie. Cuentan dicen que si miras un espejo y decís Bloody Mary tres veces se te aparece una mujer ensangrentada y te saca los ojos. 

Y… bueno. C´est la vie.

Hay exactamente 82 kilómetros cuadrados ocupados en esta tierra por el océano atlántico. Hay cantidad de peces, caracoles, esponjas, pulpos, y cosas maravillosas y viejas; como sirenas, barcos hundidos en el fragor de alguna batalla, y litros de espuma y salitre. Hay cuentos que hablan de marinos errantes, condenados a vagar eternamente de puerto en puerto; sin nunca echar anclas. 

Ahora tengo cosas que hacer. Escuchar música que no estimule el llanto, digamos. Pensar en el Proyecto Noir, en las villanas, detectives y femmes fatales que dan vueltas por ahí; buscar un programa que pueda recibir bien lo que grabo con la cámara, conseguir un par de actores, recortar el margen de presupuesto hasta llegar a cero; hablar con alguien que quiebre este desacertado nudo en la garganta.

Hay muchas cosas en el mundo. Si consideras una cosa como "cualquier parte de un todo", hay muchísimas cosas en el mundo. Muchísimas. 

Porque duele xD

Hay cosas negras, blancas, y grises; en la inmensa y confortable gama de los grises. Y cosas de colores. Cosas de todos los colores. 

Pero quebrarse no está bueno, muchachos. No está bueno para nada.

Hay tantas cosas que es imposible contarlas. No se puede. El universo está formado de ellas, es así. 

¿Por qué estoy temblando?

Por esa única cosa que no pudiste mantener.