lunes, 23 de enero de 2012

Y todo lo que escribo es una copia carbónica de algo que escribí antes. Ya ni siquiera copio a genios de la literatura, ahora me plagio a mi misma. 
Tengo que abandonar la plantilla emo, porque no me queda. Estoy harta. 
no estudio, no aprendo; no me esfuerzo, no evoluciono; no me preocupo, nadie se preocupa por mi; no me muero, no revivo; no me muevo, no cambio; no miro, no veo; no escucho, no entiendo; no amo, no me aman

extraño, eso sí. y me encuentro a mi misma en un mundo donde no puedo decirte, a vos ni a nadie, cuando te quiero; no puedo soñar; y no puedo respirar. un mundo en imprenta minúscula.

y es un mundo solo. muy solo. 

sábado, 21 de enero de 2012

un poco

Estoy un poco cansada. Extraño un poco. Hay unas pocas canciones que me hacen sentir un poco nostálgica. Extraño las cosas más estúpidas, como por ejemplo, contar esa historia en la que Nana y yo éramos personajes de Lost, y cada pareja tenía una canción. Patience me pone un poco triste, creo.
Me gustaría ser  un poco creativa, buena y valiente. Espontánea, un poco. Un poco linda, un poco talentosa. Bueno, lo de siempre. Me gustaría que la gente me quisiera tan fácil como quieren a otras personas un poco más simples que yo.
Estoy un poco harta de tenerme en tan baja estima, pero, sin embargo, cuando me tengo en una estima más alta, no dejo de condenarme y rebajarme. Ya no sé que hacer conmigo.
Y además de todo eso, te extraño. Un poco.

viernes, 20 de enero de 2012

A la hora de hablar de la época en la que vivimos, he leído dos corrientes de opiniones adolescentes muy comunes.
  • La primera, que esta es una época muy original, pero carente de sentido.
  • La segunda, que esta es una época llena de sentido, pero sin originalidad.


Yo no sé que creo. Creo que estoy en el medio.Creo que esa es una discusión muy pelotuda. 
Creo que cada instante es original, lo que quiere decir que ninguno lo es. Y creo que todo tiene sentido. O que nada lo tiene.

Puede ser que sí, que vivamos en una época complicada. Que las vidas de muchos pasen por si se cae facebook o no, por la foto de perfil, o por salir a la noche, o por un celular nuevo con aplicaciones para saber el clima en Mongolia. Puede que no haya un Dios (ni muchos), un destino particular para la humanidad, un sentido que buscarle a todo esto.

No sé. Pero son las 22:22. Y eso, sorprendentemente, sí me importa. 
Te entretenés de noche, cuando no podés dormir, inventando historias de amores perfectos para olvidarte de los tuyos. Es comprensible, te lo prometo. No estás loca, ni nada. Debe tener que ver con la presencia del agua en todas partes, incluso a cuadras y cuadras de la costa; incluso lejos, sobre algún tejado. Debe tener que ver con esta ciudad que es tuya ahora, esta ciudad de ángeles que te ama como si fueras hija de su tierra. 
No, no es locura lo que tenés. Extrañás tu casa, y a esa familia que no es la tuya, pero que sí lo es. Pero estás acostumbrada a migrar, a no echar raíces por cualquier lado. En parte, porque ahora sabés que lo que realmente extrañás no tendrías que extrañarlo, porque nunca lo tuviste, ni lo vas a tener. Y lo peor de todo es que no es un pensamiento depresivo cualquiera. No. Es una epifanía relajada. No es locura, es resignación ante el efecto avasallante y pelotudo que te provoca una pelotudísima notificación del pelotudo facebook .
Sos una pelotuda. 

Cae la noche en Mar del Plata, y no estoy loca. Ni estoy sola. Pero sí, soy una pelotuda.