jueves, 10 de mayo de 2012

Se mutila de a poquito. 
Hoja a hoja, pétalo a pétalo; 
el bosque se suelta a pedazos

En el medio hay una señal de contramano. 
  Parece apenas clavada sobre el piso de grava; 
                    pero no es más que un árbol seco
y sus raíces muertas se extienden hasta el centro
    donde se pudren desde siempre. 

Queremos cortarla, 
pero no importa cuanto amemos ese bosque, no podemos hacer nada; 
tiene que deshacerse de esa señal
por sí mismo (y con ella, de todas sus raíces).

Podemos, sin embargo, quedarnos en el bosque
para siempre
Y si cada árbol se desprende, 
cada semilla se seca, cada pájaro vuela a otro lado;
nos clavamos al suelo
con uñas y dientes y sangre
(nuestra propia sangre si hace falta);
y luchamos
Luchamos por el bosque que amamos. 
Te lo prometo. 


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