domingo, 21 de noviembre de 2010

El sueño
(parte 1)


Locación, patio trasero de Magenta. El pasto no había sido cortado en mucho tiempo, y el viento sacudía las carpas improvisadas, precariamente armadas con sogas, sábanas y palos extraídos de los escobillones de las casas de todos (el día siguiente, seis madres se verían imposibilitadas para barrer).

Alrededor de un fuego enfermizo (30 grados. Era la noche del 24 de diciembre, hacía 30

grados, y Nana había insistido con su ridícula tradición del fuego) se atrincheraban sobre almohadones, bolsas de dormir e incluso un colchón robado, los seis integrantes de la sociedad de los bloggers muertos.

Magenta, Nana y Sol, sentadas como indios sobre el colchón, pasaban una botella de gaseosa de mano en mano. Al lado del fuego, un budín con pasas amenazaba con achicharrarse. Sax asomaba gran parte de su cuerpo por una abertura de su carpa, provocando que en el lateral de esta se proyectaran enormes y macabras sombras. Dem estaba a su lado, sostenida por el insuficiente apoyo del pequeño laurel, y Verdura cerraba el círculo, con la guitarra como una bandera entre sus manos, y un vaso de gaseosa al lado suyo.

Hacía mucho que nadie hablaba. Aunque todos, todos y cada uno de ellos podían concluir en que esa había sido la mejor navidad de sus vidas, ya no era hora de hablar para ninguno. Estaban cansados, hacía un calor asfixiante y el amanecer estaba a unas horas de distancia en el horizonte.

-Bueno… -susurró Magenta, desperezándose y levantándose de su cómoda posición. –Ya vuelvo.

Nana la siguió con la vista hacia el interior de la casa, hasta que la voz de Sol la distrajo.

-¿Saben que sería genial? –dijo esta, bostezando. –Saber que hubiera sido de nosotros si hubiéramos… Nacido en otra época. –desestimó lo que acababa de decir con un gesto. –Olvídenlo.

-No, entiendo. –dijo Nana. –Si perteneciéramos a otro tiempo y otro lugar.

-Exacto. –Sol asintió.

Verdura, sin dejar de tocar una melodía cambiante y extraña en la guitarra (que cada uno de ellos era capaz de tararear con exactitud de director de orquesta), también asintió.

-¿Ustedes…? –empezó Dem, pero se interrumpió sola. -…Nada.

-¿Qué? –preguntó Verdura.

-Dem, si no queres una dolorosa y lenta muerte, es mejor que hables. –amenazó Sax, sombras oscuras detrás de él.

-Nada, si ustedes… ¿Creen en la reencarnación?

-No. –dijeron Sol y Sax al mismo tiempo.

-No lo sé. –dijo Nana.

Verdura sólo se encogió de hombros.

En ese momento, Magenta regresó, arrastrando una larga manguera. Había abierto la llave del agua, y esta no sólo apagó el fuego, sino que los salpicó y despabiló a todos. Se dispersaron, gritando, insultándose y riendo. Esa noche no hubo más charlas existenciales raras, después de calmar el calor con una inacabable guerra de agua, se tendieron lo mejor que pudieron sobre lo que tenían, y, finalmente, se durmieron.

El “campamento” había sido un éxito.

Pero Nana ya no estaba con sus amigos, disfrutando de la primera navidad juntos.

Estaba dormida. Y le pasó lo que le pasa a veces a la gente dormida, con muchas ideas en el subconciente, un fenómeno normal, común y corriente. Algo de todos los días, o de todas las noches.

Soñó.
...

Nana, este es tu regalo de cumpleaños (por fin). Ya está, ya lo tengo. Muajajajajaja.
Por lo menos, esperate seis capítulos.

3 comentarios:

  1. Parte dos a la brevedad, por favor....

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  2. GRACIAS!!!!
    Dios.... que hermoso, posta. Este es el mejor regalo que me hicieron ^^
    Porque, todo bien con la camara, el mp3, el celu, los libros, las pelis, y los cds, pero este es uno de esos regalos que hacen que te recuerde.Es como si me regalaras una partecita de vos. Es muuuuuuuuy lindo!!!! Mil Gracias.
    Te amooooo, Compañera Vegetal....
    Naniiita

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  3. Nooooooooo que groso. Me encantó. Y sí...no creo en la reencarnación, por lo menos no en reencarnarse en una nueva persona....humana. No se si se entiende, lo hablamos en la próxima reunión :D

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