martes, 26 de abril de 2011

Quiero algo. Quiero... quiero... quiero ser la luz que cambia el color de las hojas del árbol que se ve desde la ventana del living, quiero ser grande, grande, enorme, para poder romper el techo de esta casa, y sentarme con las piernas en la calle, para que no pase ningún auto y transtorne esta... quietud. Y también quiero ser chiquita, pequeñísima como la uña de mi dedo meñique, todo lo ínfima que se pueda ser, para que cruzar la sala de un lugar a otro sea una odisea, y ninguna puerta sea un obstáculo para mi pequeñez. 
Quiero ser hermosa, más hermosa que nadie que haya pisado la tierra, para que mis ojos reflejen la belleza de los demás, y todos a mi alrededor se sientan tan perfectos como yo, y también quiero ser horripilante. La cosa más fea que llegues a ver nunca. Quiero que mis facciones sean toscas, despreciables, para que cuando me hables, sientas que me estas hablando a mi, y no a una máscara de encanto. Quiero que tengas que luchar, luchar cada centímetro con el asco que te produzca mi cara, luchar arduamente para encontrar algo, aunque sea un poco, de ese encanto en mi. 
Quiero poder decirte que te amo sin enfrentarme a mi misma, y a lo que soy, pero no quiero tener que decírtelo. Quiero que lo sepas y punto, que tengas esa seguridad, aunque yo no la tenga ni quiera tenerla.
No se exactamente que quiero... pero lo quiero ya

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