viernes, 29 de julio de 2011


Ayer a la tarde hablé por chat con tres señoritas. Por favor, sepan prestar atención, que voy a comentarles algo crucial sobre mi vida; pero también sepan tener paciencia, porque voy a hacerlo de forma pausada.
Lo siguiente va a ser una lejana disertación sobre lo que es extrañar, y las formas diferentes de añoranza que existen para el mundo.

La primera en hablarme fue Nana, y no hablamos durante mucho rato. La extrañé, por supuesto, siempre que no estoy con ella extraño su presencia. La voy a ver mañana. Gran cosa, anoté mentalmente cosas que le quería decir en persona, y no por msn, y listo. Eso fue todo. Nada de dolor inexplicable xD (ya voy a llegar a lo que voy, mantengan la calma, por favor).

Las siguientes dos señoritas con las que tuve el placer de hablar son casos especiales. Porque son dos personas que quiero muchísimo de diferentes formas, y las dos están lejos.

La segunda en hablarme fue Nai, que anda por los pagos del primer mundo, alimentando su mente. Si alguno quiere noticias de ella, estaba hablando desde Venecia, Italia. La muy maldita. Cuestión, que la extrañé mucho; la sigo extrañando mucho, y por supuesto que la quiero de vuelta en Buenos Aires, para que me cuente sus aventuras y volvamos a hablar como seres humanos, porque el msn es una forma de comunicación limitada.

Y ahora llegamos al punto de la cuestión, la tercera en hablarme. Nur. Seriamente, soy hija de padres divorciados. Siempre fui de acá para allá, había veranos en los que me enganchaba y me iba de vacaciones con cualquiera; con mi vieja, con mi viejo, mis abuelos, mis tios, amigos de la familia… nunca tuve problemas de extrañar mucho a nadie. O por lo menos, suelo estar neutralizada, no extraño mucho.

Cuando alguien a quien queres, a quien amas; está lejos todo el tiempo, hay ciertos conceptos que se naturalizan. Ciertas cosas que es mejor no pensar, ciertas cosas que es mejor no leer, ciertas canciones que es mejor no escuchar; porque cualquiera de esas acciones cotidianas podría ser el disparador de esa sensación, que solíamos llamar “el nudo en la garganta” (ahora sé que es una contracción en el plexo solar, pero… da igual, va de eso xD), y no la versión agradable y emocionante del mismo. Para nada.

Entonces, saber que ella, de alguna forma, sentía lo mismo que yo… no ayuda xD. Tal vez debería ayudar, no sé. Tal vez que ella esté mal por lo mismo que yo estoy mal debería establecer cierto paralelismo agradable entre nosotras. Bueno, no. No me hace feliz que ella sufra. ¿Cómo podría…?

No. La cuestión es que el sufrimiento es inevitable. Entonces, hay que afrontar el hecho de que nos vamos a extrañar, a menos que hagamos un cambio de vida poco probable xD Más, creo que hasta tiene su lado bueno. Porque esa contracción del plexo solar que indica que me estoy acordando de ella en un momento en el que debería ser un ser social, indica que (valga la redundancia) me estoy acordando de ella. Y me estoy acordando de ella, porque existe una ella de la cual acordarme. Y eso, lo tengo que agradecer. 

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