viernes, 20 de enero de 2012

Te entretenés de noche, cuando no podés dormir, inventando historias de amores perfectos para olvidarte de los tuyos. Es comprensible, te lo prometo. No estás loca, ni nada. Debe tener que ver con la presencia del agua en todas partes, incluso a cuadras y cuadras de la costa; incluso lejos, sobre algún tejado. Debe tener que ver con esta ciudad que es tuya ahora, esta ciudad de ángeles que te ama como si fueras hija de su tierra. 
No, no es locura lo que tenés. Extrañás tu casa, y a esa familia que no es la tuya, pero que sí lo es. Pero estás acostumbrada a migrar, a no echar raíces por cualquier lado. En parte, porque ahora sabés que lo que realmente extrañás no tendrías que extrañarlo, porque nunca lo tuviste, ni lo vas a tener. Y lo peor de todo es que no es un pensamiento depresivo cualquiera. No. Es una epifanía relajada. No es locura, es resignación ante el efecto avasallante y pelotudo que te provoca una pelotudísima notificación del pelotudo facebook .
Sos una pelotuda. 

Cae la noche en Mar del Plata, y no estoy loca. Ni estoy sola. Pero sí, soy una pelotuda. 

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